Cuando llegue a Santander ya estaba en la mitad de mi viaje por la Península Ibérica, me sentía un poco más confiada y animada por qué en general me la había pasado muy bien. Recuerdo que llegamos un viernes por la tarde y nos dijo la guía que teníamos la tarde libre.
El autobús nos llevaba a nuestros hoteles cuando pasamos a lado de un edificio que yo reconocí como si ya hubiera estado allí. Obvio nunca había estado allí pero me acordaba mucho. Después de mucho pensar recordé dónde lo había visto.
¡Claro! el edificio en cuestión se trataba del Palacio de la Magdalena y fue locación de la serie española “El gran Hotel” que yo había visto años antes. Para cuando veía la serie yo no sabía que se rodaba en Santander, ni que estuviera rodeada de edificios.
En la historia como la recuerdo es un hotel alejado de todo y que tiene la playa relativamente cerca. Y sí, la playa estaba cerca pero no era un edificio solitario. Se puede decir que estaba en medio de la ciudad.
Me da un poco de risa por que yo busco locaciones en México y sé como los directores nos “engañan” haciendo pensar al espectador que la película se desarrolla en un sitio cuando realmente se esta en otro lugar a veces muy distinto.
En fin, me sorprendió y emociono descubrir una locación de una serie que me gusto mucho.
Lo malo es que no pude hacer una foto del edificio completo, a penas alcance a sacar una foto casi en movimiento mientras estaba en el autobús.

Ya no regrese a verlo por que mi hotel quedaba un poco lejos del Palacio. En ves de eso me fui a caminar por la playa y metí mis pies al mar. En la playa había muy poca gente y en donde yo me senté había una familia. Los niños estaban jugando en el mar con su papá.
Me dieron ganas de meterme al agua pero no llevaba traje de baño así que sólo metí mis pies pero descubrí que el mar estaba muy frío. Sabía que era el mar del norte pero nunca pensé que estuviera tan frío. Estoy acostumbrada a visitar playas muy calurosas con aguas cálidas (excepto por Tijuana) y al ver a los niños jugando en el agua nunca me imagine que estuvieran tan contentos en el agua tan fría y más que no hacía calor.
Lo único que no me gusto de estar allí es que no me quede más tiempo, sólo estuve esa tarde pero Santander me dejó muchas imágenes en mi cabeza y muchas ganas de volver y explorarlo más.


La mañana siguiente llegamos a Bilbao, allí nos contaron que la ciudad había sido un importante puerto y luego paso a ser la segunda zona mas industrializada de España después de Barcelona. Por la actividad industrial de la zona, la ría (como llaman el Bilbao al río que lo atraviesa) estaba muy contaminado y la ciudad tenía un aspecto muy diferente al que tiene hoy. Se veía sucia y gris.
Y mientras la industria estaba allí, la gente tenía trabajo y no tenían problema con el aspecto de la ciudad. Pero después de los 80´s la ciudad se empezó a desindustrializar y la gente se estaba quedando sin empleos así que el gobierno de la ciudad se dio a la tarea de convertir la ciudad en una ciudad de servicios y turismo.


Para atraer al turismo se les ocurrió firmar un acuerdo con los directivos de la Fundación Guggenheim y construir un museo de arte contemporáneo en la ciudad y así atraer a viajeros de todo el mundo.
Esto, según nuestro guía, funciono muy bien porque ahora es el museo de la fundación Guggenheim que mas se visita en el mundo y es la joya de la corona del País Vasco.

El guía nos dio dos horas para visitar el museo o recorrer la ciudad. Yo en ese momento no conocía nada de los museos Guggenheim y tampoco de Bilbao decidí pagar mi boleto de entrada al museo y lo recorrí en una hora.



La verdad es que lo hice a prisa, no me tome el tiempo de explorarlo como me gusta porque también quería conocer un poco de la ciudad. Así que aproveche la media hora que me quedaba para caminar un poco por la ciudad y en ves de sentarme a comer, sólo me compre un sándwich y un jugo o como dicen allí un zumo de naranja.
Me gusto mucho conocer el museo y también me gusto escuchar a muchos empleados del museo hablando Euskera. Mi comida no me gustaron tanto pero no gaste mucho dinero y además ahorre tiempo al no tener que sentarme en un restaurante y esperar a que me atiendan y el tiempo lo aproveche en caminar un poco por las calles de Bilbao.



