Todos los viajes son maravillosos, conocemos cosas nuevas, disfrutamos de paisajes diferentes, nos ponemos en contacto con gente que nunca habíamos visto y que posiblemente jamás volveremos a ver y muchas veces nos enfrentamos tambien a desafíos y dificultades y eso nos hace darnos cuenta de lo frágiles que somos.
Justo esto fue lo que me paso en este viaje que hice.
Todo empezó normal, fui a la agencia de viajes con la idea de estrenar la Visa que acababa de tramitar. Mi primera opción era Nueva York pero se salía de mi presupuesto. El agente de viajes que me atendió me sugirió que me fuera a Las Vegas y hasta me dio tips de lugares que podía visitar.
Desde México pague el High Roller y un recorrido en helicóptero de noche por la ciudad.
Llegue a medio día y el transporte que me llevaría a mi hotel fue bastante rápido y el chofer fue amable, pero cuando llegue había una fila inmensa para registrarse. Cuando por fin me atendieron, la chica que me atendió no fue muy buena conmigo y desde allí me empece a sentir mal.
Salí a caminar un rato, hacía mucho calor. Me metía a varios de los hoteles temáticos que hay en la ciudad, tome muchas fotos y cuando me dio hambre lo que hice para no gastar tanto dinero, en vez de comer en un restaurante, me compré comida en una tienda de autoservicio y me subí a mi habitación a comer.
Al día siguiente fui al High Roller que me gusto mucho. El personal que me atendió me ayudo mucho y me hizo sentir en confianza, se dieron cuenta que iba sola y se subió un chico conmigo, platicamos y estuvo a gusto esa media hora que dure subida en esa rueda de la fortuna.
Después llego la tarde y al momento de comer decidí comprar de nuevo comida en un autoservicio y subirme a mi habitación. Estando sola en mi cuarto comiendo me sentí sola, tanto que me puse a llorar. Estaba en en un país desconocido con gente que no habla mi idioma y de la cual no me sentí tan cercana. Muchas personas con las que traté en este viaje me hicieron sentir extraña, fuera de lugar, sentí que no pertenecía.
A diferencia de los otros países que he visitado y en donde me sentía mas a gusto, mas en confianza.
Pero bueno ya estaba allí y quería disfrutar, aunque estuviera sola iba a hacer todo lo posible por divertirme y explorar. Así que me dormí porque mi idea era quedarme despierta esa noche y salir a tomar fotos de las luces que hay por toda la Ciudad.
Me desperté a las 9 de la noche y salí a caminar y vi lo hermosa que se ve la ciudad toda iluminada de noche. De hecho no se sentía la noche. Había tanta luz que hasta me sentía segura.
Lo que más me gusto en mi recorrido de noche fue el Hotel Paris, el Planet Hollywood (que fue donde yo me hospede) y el Aria.
De día disfrute el New York, el MGM, y los casinos del Caesars palace. Obvio jugué un poco pero no gane nada. Tambien me metí al casino del hotel Flamingos (que por cierto fue el primer hotel en Las Vegas).
Para las compras hay opciones de sobra, casi todos los hoteles (mas bien creo que todos los hoteles) tienen su centro comercial integrado con diferentes opciones de lo que uno se le antoje. En cuanto a espectáculos hay muchísimos. En el Luxor entré a una exposición del Titanic bastante interesante y no muy cara.
Al día siguiente en la noche me tocaba hacer mi recorrido en el helicóptero de la empresa Maverick para volar la ciudad de noche. El personal del helipuerto no me gusto nada, ya que no era muy amable con la gente, no sólo conmigo. Pero el piloto del helicóptero si fue bastante agradable. Lo malo es que me sentó en medio y no pude sacar buenas fotos de las vistas que teníamos.
En el recorrido te dan un audio en inglés donde hablan de la historia de la ciudad y porque del nombre entre otras cosas.
Este viaje lo disfrute mucho pero tambien lo padecí. Por momentos me sentía extraña y frágil, sentía que no pertenecía. Pero por otro lado me gusto haber visto tantas cosas nuevas, un estilo de vida diferente al mío y sobre todo las luces de la ciudad de noche. Me encanto eso. Lo único que no pude disfrutar fueron las fuentes de algunos hoteles porque desgraciadamente me tocaron apagadas cada vez que salía y pasaba por allí.
